sábado, 4 de febrero de 2012

LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN FILOSÓFICA EN MÉXICO / Alan Rojas Ramírez


Hegel pensaba que la filosofía es hija de la época; es decir, surge de circunstancias específicas. Al parecer los modelos educativos surcan por la misma línea. Se educa para satisfacer las necesidades de una nación. Pues la educación, una educación planificada, no sólo es posibilidad de humanizar al hombre, sino que además es la vía para el desarrollo económico en un sistema demócrata y la base de una equidad social. Y es -sólo de esa manera- como se entiende lo que Descartes decía: las naciones son tanto más civilizadas y cultas cuanto mejor filosofan sus hombres.

En México ocurre una cosa curiosa, simpática. Pero antes acotemos nuestro diccionario. Añadamos, pues, que la educación es la otredad en un proceso de trasmitir para formar; formar conocimientos, formar valores, deberes, obligaciones, un plan de vida y, en fin, el adoctrinamiento del humano hacia el hombre. Bertrand Russell pensaba que “el objetivo de la educación es lograr que se perciba el valor de la realidad ajena a la dominación” con miras a crear “ciudadanos sabios de una comunidad libre”; y, además, que desarrolle las potencialidades en materia creativa: productos culturales que se repliquen exponencialmente, productos culturales que reflejen… la realidad particular y comunal del creador. La educación no engloba sólo comprensión del mundo, sino que -como dice mi (algo marxista) madre - ejerce como bobina para dejarlo mejor de como lo encontramos. Es adherir a lo racional lo razonable; es racional robar siempre y cuando satisfaga mis necesidades, sin embargo no es razonable si se pretende que el agente moral (en términos de libertad y autonomía) sea capaz de crear leyes morales con miras al Bien Común. Es entonces la educación es el motor para conseguir cambios sociales no excluyentes, justos; siendo la meta la adopción de una nación habitada por humanos asociados entres sí, reconocidos como iguales.

Sin embargo, y de esto nadie se asombre, la educación en México tiene la máxima de luchar por uno mismo. Hay un sinfín de causas con las que es posible especular sobre el por qué de la situación actual en México. Bastaría con mencionar dos: la falta de capacidad del gobierno para administrar las riquezas y la pésima formación de los individuos que la conforman. La segunda es consecuencia de la primera, de ahí la importancia de que sea analizada cuidadosamente qué se enseña y por qué se está enseñando; una mirada a la educación del mexicano.

En México la escuela se ha desvalorizado, colocándola como un recinto excluyente donde el que tiene la oportunidad se instruye para tener una mejor vida. Es el pensamiento que los señores de la humanidad nos han trasmitido, la máxima abyecta que Adam Smit despreciaba: “todo para nosotros, nada para los demás”. La educación nos deshumaniza. Es cierto, no podemos mentir. El modelo educativo es promotor de la desigualdad, marginación y, por tanto, génesis de la violencia. La educación de Russell posibilitaría la formación de ciudadanos críticos, capaces de reflexionar el acontecer de la vida pública y participar en ésta, trasformarla pacíficamente mediante el huso de la democracia; la nuestra nos convierte en mercancía… nos ensambla para vendernos a la mejor o peor empresa, etcétera y etcétera de los etcéteras.

Antes de seguir, es menester tomar un receso y hablar fugazmente de la democracia y su liga con la educación. Aristóteles pensaba que era un error guiarnos por la democracia, puesto que la mayoría no posee la verdad… siendo fácil caer en la tiranía; tiranía que hoy México vive… sí, Aristóteles no era filósofo, sino profeta. El mismo pensamiento se esboza antes en la República de Platón; la desconfianza a la democracia está en Séneca, Hobbes, Maquiavelo, Hegel, Cicerón, Santo Tomás de Aquino y el mismo San Agustín de Hipona. Si formalizáramos el argumento al estilo siglo XXI, se leería así: La democracia es el camino a la tiranía y sistemas oligárquicos, si y sólo si la mayoría no posee la verdad y/o vende su voto por despensas… hay gente a la que se lo exige la televisión. ¿Pero bastaría con educar al pueblo para que el argumento diera un giro estrepitoso? No, la educación no es garantía. En la Alemania NAZI, los educados terminaron realizando experimentos brutales con seres humanos. La educación debe ser orientada.

Regresemos del receso. A principios del siglo XX, nos expone Chomsky, la prensa obrera se había dado cuenta de la dirección de la máxima abyecta, misma que se presentaba como el Nuevo Espíritu de la Época: “hazte rico, olvídate de todo menos de ti mismo”. “Hazte rico, olvídate de todo menos de ti mismo”, es hoy en México y casi todos los lugares del mundo, el estandarte de la educación. Ya decíamos que el hombre se ve como mercancía, y que en su mayoría asiste a la escuela para la obtención de un papel que incremente su valor como mercancía. Se busca hacernos ricos para cancelar el sufrimiento y poder aspirar a lo que nuestras apetencias nos llamen, sin ningún límite. El hombre vive en penumbras, siempre infeliz, y el nuevo espíritu de la época le dice: “hay una salida, hazte rico”. El problema es que si cancelo al mundo como un todo, y lo concentro en mí sólo veré en éste lo que me sea útil. Y como diría Francisco de Quevedo: “La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come”.

No te preocupes si la UNAM no tiene una banca para ti, los señores tienen una frase que te puede ayudar: “Vales más sin estudios, esfuérzate”. La gente pude sentir que robando o cometiendo algún delito conseguirá sus fines. Recordemos que la escuela es excluyente, y por lo tanto muchos no podrán incrementar su valor en el mercado. La frustración por no poder desarrollar su plan de vida, es susceptible a manifestarse en conductas violentas. El narco y el ejército los esperan. El individuo está solo, pues sus homólogos velan por sus propios intereses. Añadamos que pertenecemos a un Gobierno, como lo decíamos anteriormente, corrompido y violento; qué poco puede importar al estudiado y al rechazado cambiar o buscar lo que Hume y Olivé decían: un Gobierno que se interese por el pueblo y una sociedad justa.

La apuesta es, en este caso, a una educación que posibilite la formación de ciudadanos responsables, críticos y participativos en lo que compete a políticas públicas en un sistema Democrático; la integración de actores sociales y una formación que oriente hacia la realización de un plan de vida. La educación filosófica, tomaré palabras de Fernando Savater, es “la preparación que faculta para vivir políticamente con los demás en la ciudad democrática, participando en la gestión paritaria de los asuntos políticos y con capacidad para distinguir entre lo justo y lo injusto”. Se lucha contra la Máxima Abyecta y el nuevo espíritu de la época, que han logrado desarticular los eslabones que vinculaban a los ciudadanos. De igual manera, o por reducirlo a una cosa, o porque se me acaban las palabras: se lucha contra el Neoliberalismo.

La educación posibilitaría una autentica democracia. Luis Tapia, filosofo boliviano, dice que la vía para el cogobierno es la igualdad y democracia; siempre y cuando “las mayorías y también las minorías participen en la vida política y en los procesos de gobierno”. Por ello ve a los regimenes liberales como una democracia reducida a la faceta electoral; donde partidos empresariales se montan en pocos meses y promocionan sus propios intereses, y los partidos que representan al sector popular y trabajador se conforman con largos procesos de organización. En ese sentido, mientras se den estructuras sociales que impliquen mayor desigualdad, el proceso electoral no será posible. La educación puede desfasar a la democracia de simple método electoral, a un cogobierno en condiciones de igualdad y libertad.

Pienso que en nuestra época, alcanzar un lugar habitable en términos de igualdad y libertad, sólo es posible mediante una educación filosófica, que forme ciudadanos responsables, críticos y participativos. El pueblo educado bajo la colectividad, utilizará a la democracia para la creación de una sociedad justa; y de esta manera podrá realizar su plan de vida. El ciudadano es el único que pude hacer un cambio pacífico, legal ó ilegitimizarlo democráticamente; sin excluir a las minorías. De lo contrario seguiremos en lo que Bolívar Echeverría exponía: en una democracia que sirve para poco, a diferencia del largo alcance que puede tener; sometidos a la burguesía que impone su voluntad, y quienes representan el poderío que se desvincula del pueblo; y una política que perdió el discurso racional, convirtiéndose vulgarmente negociadores.

Se terminaron mis tres cuartillas. Y no es de mi interés salirme de los límites permitidos. Pa pronto muchachos: no se debe permitir la desaparición de la filosofía en el sistema medio superior. Y…. fin.

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